Quanti di noi sono cresciuti a pane, latte e Piccolo Principe?
Il Piccolo Principe, l'opera universale dello scrittore francese Antoine de Saint-Exupéry, compie 70 anni dalla sua prima edizione tra le sue lezioni di vita: "Non ereditiamo la nostra terra dai nostri avi, ce la facciamo prestare dai nostri figli".
Allora, in un pianeta portato sull'orlo del baratro economico, sociale, ambientale e culturale dalla prassi liberista, espressa nella forma della globalizzazione; come ricordare lo scrittore " nato per essere un giardiniere"?
"Il faut cultiver votre jardin" come già il Candido di Voltaire proclamava.
Non dobbiamo limitarci a coltivare la giustizia solo come valore o ideale morale, dovremmo praticarla in ogni ambito della vita con gli altri, e tutti i giorni con pratiche buone. Questo è l'unico modo per garantire la sostenibilità ambientale dei modelli di produzione e di consumo e per garantire un futuro anche a chi verrà al mondo dopo di noi.
Se a livello mondiale, il numero della popolazione che vive in città va sempre più crescendo, e se si considera che le città occupano solo il 2% delle terre emerse ma consumano il 75% di tutte le risorse, quali sono gli strumenti giusti per combattere il consumo di suolo e i cambiamenti climatici, migliorando la qualità delle nostre vite?
Sicuramente l'autoproduzione, attraverso la promozione ed istituzione di orti urbani nelle nostre città, oppure, basta anche solo il nostro balcone di casa per produrre in modo sano il nostro cibo.
L'orto è un occasione sociale per giovani, adulti e bambini, ma anche un occasione per essere felici e soddisfatti di se stessi.
Maggio è tempo di sporcarci le mani con la terra, un regalo per il Piccolo Principe ma soprattutto per noi.
¿Cuántos de nosotros hemos crecido a base de pan, leche y El Principito?
El Principito, la ópera universal del escritor Antoine de Saint-Exupéry, cumple 70 años de su primera edición tras su lección de vida: "no heredamos la tierra de nuestros antepasados, la tenemos prestada de nuestros hijos"
El Principito, la ópera universal del escritor Antoine de Saint-Exupéry, cumple 70 años de su primera edición tras su lección de vida: "no heredamos la tierra de nuestros antepasados, la tenemos prestada de nuestros hijos"
Entonces en un planeta llevado al borde del abismo económico, social. ambiental y cultural de la praxis liberal, expresada en forma de globalización, ¿cómo recordar al escritor "nacido para ser jardinero"?
"Il faut cultiver votre jardin", como ya proclamaba Cándido, el personaje de Voltaire.
No debemos limitarnos a cultivar la justicia sólo como valor o ideal moral, deberemos practicarla en cada ámbito de la vida con los otros, y todos los días con buenas obras. Éste es el único modo de garantizar la sostenibilidad ambiental de los modelos de producción y consumo y para garantizar un futuro también a quienes vendrán al mundo después de nosotros.
No debemos limitarnos a cultivar la justicia sólo como valor o ideal moral, deberemos practicarla en cada ámbito de la vida con los otros, y todos los días con buenas obras. Éste es el único modo de garantizar la sostenibilidad ambiental de los modelos de producción y consumo y para garantizar un futuro también a quienes vendrán al mundo después de nosotros.
Si a nivel mundial el número de población que vive en ciudad crece cada vez más y si se considera que las ciudades ocupan sólo el 2% de la tierra emergida, pero consumen el 75% de los recursos, ¿cuáles son los instrumentos necesarios para combatir el consumo de suelo y el cambio climático, mejorando la calidad de nuestra vida?
Seguramente la autoproducción a través de la promoción y de instituciones de huertos urbanos de nuestra ciudad, o incluso bastaría sólo nuestro balcón de casa para producir de forma sana nuestros alimentos.
El huerto urbano es una ocasión social para jóvenes, adultos y niños, pero también es una ocasión para ser feliz y estar contento con uno mismo.
Mayo es el mes de ensuciarse las manos con la tierra, un regalo para el Principito pero sobretodo para nosotros.
El huerto urbano es una ocasión social para jóvenes, adultos y niños, pero también es una ocasión para ser feliz y estar contento con uno mismo.
Mayo es el mes de ensuciarse las manos con la tierra, un regalo para el Principito pero sobretodo para nosotros.
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